Maldivas es un paraíso ¡eso ya lo sabemos! pero, además, es uno delos destinos de submarinismo más famosos del mundo.
National Geographic lo ha reconocido entre los cinco mejores lugares para principiantes, gracias a su extraordinaria visibilidad, que puede alcanzar hasta 40 metros, aguas tranquilas y cristalinas, temperaturas cálidas que oscilan entre los 26 °C y los 30 °C, y una infraestructura hotelera ideal para acceder directamente a los arrecifes.
Además, su rica vida marina incluye tiburones, ballenas y mantarrayas, especies que encuentran en el fitoplancton del Océano Índico su alimento principal.
En este artículo te contamos todo lo que necesitas saber si quieres aventurarte en el mundo submarino de las islas.
Para bucear es necesario realizar un curso, estar certificado, y contar con seguro. La certificación más común es la del PADI (Asociación Profesional de Instructores de Buceo). Su curso inicial, Open Water Diver, permite sumergirse hasta 18 metros de profundidad (o 12 metros si tienes menos de 12 años) tras completar prácticas en aguas confinadas y abiertas.
Si no estás certificado, hacer el curso en Maldivas es una opción, aunque algo más costosa. Por ejemplo, mientras que en España tiene un precio medio de 350€, en Maldivas puede superar los 500€. Si dispones de tiempo y quieres aprender directamente en este entorno único, muchos centros ofrecen esta posibilidad. Puedes consultar aquí.
Una excursión de buceo en Maldivas suele costar unos 60€ de media. Este precio incluye alquiler de equipo completo: traje, regulador, botella, aletas, máscara y chaleco. Aunque no es obligatorio, el uso de un ordenador de buceo es altamente recomendable por seguridad; en muchos centros se puede alquilar si no llevas uno propio.
Bucea en Maldivas es posible durante todo el año gracias a su clima tropical.
Sin embargo, PADI recomienda especialmente los meses entre diciembre y abril, ya que durante la temporada seca las condiciones de visibilidad bajo el agua son mucho mejores.
Si prefieres ver especies como delfines, tiburones ballena y mantarrayas, agosto y noviembre son meses ideales. Aunque estos animales se encuentran en los atolones durante todo el año, en esos meses se hacen más frecuentes gracias a las corrientes ricas en plancton que los atraen.
Con 26 atolones de coral natural y 1.190 islas, Maldivas es un vibrante ecosistema marino rebosante de vida y diversidad. De hecho, aquí se encuentra el 3% de los arrecifes de coral del mundo, lo que lo convierte en un sitio de buceo incomparable.
¿Pero qué atolón debo elegir?
Las opciones dependerán de tus preferencias, tiempo y presupuesto. Los atolones más alejados requieren transporte en hidroavión, con tarifas que superan fácilmente los 280€ por trayecto por persona. Si a esto le sumamos las excursiones y el alquiler de equipo, puede que algunas opciones excedan el presupuesto disponible.
Además, si dispones de pocos días, debes considerar que deben pasar al menos 12 horas (18 horas si has hecho varias inmersiones) entre bucear y tomar un vuelo, para evitar riesgos de descompresión.
De los 26 atolones hemos seleccionado los 6 más recomendados y mejores rankeados:
Atolón Ari Sur
Este atolón es famoso por sus profundos canales submarinos, conocidos como kandus, que atraen a especies marinas de gran tamaño como tiburones ballena, tiburones de arrecife y mantarrayas. Las islas más destacadas son Fenfushi, Randali Madivaru y Vakarufalhi, además de sitios icónicos como Broken Rock y Kudarah Thila, ideales para explorar la rica biodiversidad del atolón.
Atolón Ari Norte
Destaca por ser una zona con barcos hundidos. Este atolón es ideal para buceadores avanzados que buscan explorar pecios. También es famoso por las thilas, pequeñas montañas de coral sumergidas. Entre las más conocidas se encuentran Maaya Thila, célebre por sus inmersiones nocturnas con tiburones, y Bathala Thila. Otro sitio singular es Hammerhead Point, donde puedes avistar tiburones martillo en su hábitat natural.
Atolón Male Norte
Este es el atolón más popular, gracias a su accesibilidad desde la capital. Sus puntos más destacados incluyen el famoso Manta Point, el Banana Reef y la zona protegida de Rasfari. Además, ofrece una topografía submarina impresionante con cuevas, pendientes y pecios de las décadas de los 70 y 80. Es perfecto tanto para principiantes como para buceadores experimentados.
Atolón Baa
Entre mayo y noviembre, este atolón se convierte en un santuario de mantarrayas y tiburones ballena, especialmente en Hanifaru Bay. También alberga jardines de coral espectaculares en sitios como Maavaru Kandu, Dhonfanu Thila y Dhigali Ha.
Atolón Raa
Conocido por sus coloridos arrecifes de coral, este atolón es hogar de tiburones, atunes y meros, particularmente en el punto The Labyrinth, un lugar donde la estructura coralina crea un escenario único para el buceo.
Atolón Addu
Este atolón alberga el mayor pecio de Maldivas, el British Loyalty, un barco hundido durante la Segunda Guerra Mundial. Además, su Manta Point goza de gran popularidad por la abundancia de estas majestuosas criaturas.
Atolón Fuvahmulah
Formado por una única isla en un canal, este atolón es pequeño, pero rebosa biodiversidad. Es especialmente conocido por sus tiburones ballena y tiburones martillo, lo que lo convierte en un destino exclusivo para encuentros con grandes especies marinas.
En Maldivas, la seguridad es prioritaria para los buceadores. El archipiélago cuenta con tres cámaras hiperbáricas, y los barcos de los centros de buceo están equipados con botiquines de primeros auxilios que incluyen suministro de oxígeno.
Si eres propenso al mareo, considera llevar medicación, ya que las corrientes y vientos del día pueden generar oleaje inesperado durante los traslados en barco. Asimismo, si sufres heridas provocadas por contacto con corales, es fundamental enjuagarlas con abundante agua dulce para evitar infecciones.
Si lo tuyo es el buceo intensivo y quieres vivir una experiencia de lujo en Maldivas, las opciones Liveaboard son ideales. Estas embarcaciones ofrecen itinerarios completos que combinan buceo, alojamiento y servicios premium. Los precios rondan entre 250€ y 400€ por día, dependiendo del crucero y la duración de la estadía, que puede irdes de 4 hasta 10 días. Por lo general, estas opciones se concentran en los atolones de Malé y Ari, conocidos por su abundante biodiversidad marina.
En el ámbito técnico, cuentan con centros de buceo certificados por PADI, además de botes auxiliares tipo dhoni, que se encargan de llevar tanques de enjuague, equipos de recarga y kits de primeros auxilios. Todo esto se complementa con la presencia de expertos en fauna marina, que enriquecen la experiencia con información y consejos durante las inmersiones.
En estos cruceros, la experiencia no se limita al buceo. Además de un camarote cómodo y bien equipado, tendrás acceso a servicios como clases de yoga, cine al aire libre, spas, y otras actividades.
Eso sí, algunas embarcaciones requieren un número mínimo de inmersiones previas, que varía entre 20 y 100, para garantizar que los participantes tengan la experiencia necesaria para los itinerarios que incluyen inmersiones tanto diurnas como nocturnas.
Una opción destacada para aquellos que se lo puedan permitir: la flota ScubaSpa (Ying y Yang).
No somos buceadores expertos y contábamos con pocos días en Maldivas. Aunque priorizamos el descanso y disfrutar de las playas, no queríamos perdernos la oportunidad de sumergirnos en sus aguas y vivir esta experiencia única.
Nuestra base fue la isla de Dhigurah. ¿Por qué la elegimos?
• Porque se encuentra en el atolón Ari Sur, uno de los mejores para buceo gracias a sus canales profundos que atraen especies como tiburones ballena y otras criaturas marinas de gran tamaño.
• Porque cuenta con un aeropuerto cercano en Maamigili, con vuelos regulares hacia Malé de solo 30 minutos.
• Porque no nos podíamos permitir hidroaviones para alcanzar otros atolones muy lejanos de la capital.
• Porque tiene centros PADI que ofrecen diversas opciones de inmersiones.
• Porque es una isla pública habitada por locales lo que se traduce en alojamiento más accesible, infraestructura estable y disponibilidad de servicios turísticos.
El día de nuestra inmersión amaneció un poco nublado y con bastante viento. Había llovido por la noche, lo que hizo que el mar estuviera un poco más agitado que de costumbre, pero no dejábamos que eso nos desanimara.
Equipados con traje, botella de oxígeno y chaleco, comenzamos nuestra inmersión con una mezcla de emoción y curiosidad.
Al llegar a los 15 metros comenzamos a nadar sobre las Thilas rodeadas por una vida marina vibrante. Aunque la visibilidad era buena, las corrientes del día habían movido un poco los fondos marinos.
Bucear es una experiencia que transforma. El silencio y los colores te sumergen en un mundo completamente diferente. Con la ayuda de nuestra guía recorrimos los arrecifes en un grupo reducido, respetando siempre las dos reglas básicas del buceo:
• No tocar los arrecifes.
• No tocar los peces.
Pasamos unos 45 minutos explorando este maravilloso entorno, avistando una diversidad fascinante de vida marina: corales de vibrantes en tonos rojos, amarillos y naranjas, especies icónicas como el pez león, cardúmenes de peces cirujano, una gran morena, cardúmenes de peces bandera escolar, peces mariposa amarillos, negros, azules y naranjas. Si quieres colores, en Maldivaslo tienes asegurado.
El pez león y el pez cirujano son especies fascinantes ¡pero cuidado! ya que son venenosos, así que es mejor guardar distancia.
Una curiosidad: El pez cirujano es en que se inspiró “Doris” de “Buscando a Nemo”
La estrella de nuestra inmersión fue un tiburón de arrecife de punta negra. Aunque pequeño (unos 1,5 metros), fue emocionante verlo nadar tranquilamente en su hábitat natural. Sin embargo, en esta oportunidad no tuvimos la suerte de avistar a los tiburones ballena.
Salimos del agua felices, maravillados con este mundo submarino tan lleno de vida y color. Fue un recordatorio de la importancia de preservar estos ecosistemas para que sigan siendo un paraíso, tanto para quienes vivimos la experiencia ahora como para las generaciones que vendrán.
Durante nuestra inmersión, nos encontramos con zonas donde los corales mostraban claros signos de blanqueamiento. Este fenómeno ocurre cuando las algas simbióticas que habitan en los corales, son expulsadas debido al estrés provocado por el aumento de la temperatura del agua. Estas algas no solo les proporcionan su vibrante color, sino también gran parte de su energía. Al perderlas, los corales quedan debilitados y adquieren ese característico tono blanquecino, quedando vulnerables y expuestos a una posible muerte.
Maldivas ha sido escenario de dos eventos catastróficos de blanqueamiento masivo.
El primero, en 1998, cuando un aumento extremo de 5°C en la temperatura del agua, afectó al 90% de los arrecifes, con una mortalidad de aproximadamente el 60% en ciertas áreas, siendo el episodio más severo registrado.
En 2016, Maldivas volvió a sufrir un impacto devastador a causa de El Niño, que elevó nuevamente las temperaturas marinas. Esta vez, entre el 60% y el 90% de los corales sufrieron blanqueamiento, lo que dejó una huella profunda en los ecosistemas marinos.
Aunque algunas áreas han mostrado signos de recuperación, es evidente que el cambio climático está teniendo un efecto cada vez más destructivo en los arrecifes. Lamentablemente, esto pone en riesgo no solo la biodiversidad marina, sino también la posibilidad de que futuras generaciones puedan disfrutar de este paraíso en todo su esplendor. Es un recordatorio urgente de la necesidad de actuar frente al cambio climático y proteger los ecosistemas antes de que sea demasiado tarde.