Una alce adulta y su cría adolescente transitan la inmensidad del Parque Nacional Abisko, que gracias a las recientes nevadas del mes de febrero, luce particularmente inmaculado. Los alces del pueblo de Abisko están acostumbrados a los humanos, pero siempre es importante tomar recaudos. Acercándome por detrás de los árboles, logré enmarcarlos entre los abedules en el momento en que ambos divisaban mi presencia.
Una alce adulta y su cría adolescente transitan la inmensidad del Parque Nacional Abisko, que gracias a las recientes nevadas del mes de febrero, luce particularmente inmaculado. Los alces del pueblo de Abisko están acostumbrados a los humanos, pero siempre es importante tomar recaudos. Acercándome por detrás de los árboles, logré enmarcarlos entre los abedules en el momento en que ambos divisaban mi presencia.